• II

    Abrió la puerta de nuevo dispuesta a llegar a su trabajo rápidamente, ya se le había hecho bastante tarde y lo menos que quería era un retraso, cerró la puerta y al girarse…

    — ¡Hola!—Le saludo una sonriente muchachita de unos dieciséis o diecisiete años—Ya se te hizo tarde ¿Verdad? Eso no es muy común en ti, da igual, de todos modos necesito que me lleves.

    —Como tú lo has dicho, Lety, estoy retrasada y no tengo tiempo de desviarme, además, ¿No deberías estar en la escuela?

    —No hay clases hoy—Le dijo la muchachita mientras jugaba con el lazo de la maga de su blusa—Y a donde quiero ir esta por donde trabajas, hazme el favor.

    —Si esta cerca te llevo, pero desde ya te digo que no me desviaré a ninguna otra parte—Siguió su camino hacia su auto sin prestar atención si la chica le seguía, pero si le seguía y esta daba pequeños saltitos cual niña de seis años.

    — ¡Qué bueno!—Canturreo con alegría—Ya se me hacía que hoy no iba.

    Las dos siguieron caminando hasta donde se encontraba el auto aparcado, Kelsey entro y Lety se sentó a un lado de ella, así comenzaron su camino hasta sus respectivas paradas, por un rato no hubo conversación alguna, solo se escuchaba el alegre y despreocupado tararear de Leticia mientras veía por la ventana con ojos soñadores, de vez en cuando volteaba a ver a Kelsey, finalmente esta comenzó la conversación.

    —Deja de mentirme sobre la escuela—Le dijo tranquilamente pero con un tono marcado de autoridad—Ya sé que hoy si hay clases, pero quiero saber la razón tan “poderosa” que has tenido para faltar.

    —Hum—La chica pareció pensárselo un momento, pero finalmente hablo—Quiero ir a ver a una amiga, está enferma y no quiero dejarla sola porque sus padres están de viaje.

    —Solo por eso—Pregunto incrédula—Podrías haberla visto cuando se recuperara

    —Ya te dije que está sola—Le repitió molesta por la falta de comprensión de su amiga—Es mi única amiga, bueno a parte de ti—corrigió avergonzada—Tengo que preocuparme por ella.

    Aquel comentario le devolvió el recuerdo de la carta de esta mañana e inevitablemente hizo una mueca de disgusto ante el recuerdo, cosa que no paso desapercibido por su compañera.

    — ¿Y qué tienes? Te veo extraña desde que te vi salir de tu casa—Puso cara pensativa mientras se recargaba en el marco de la ventana del auto—Es raro, te conozco bien tanto como tú a mí y no es normal que estés con ese humor, eres más….

    —Cosas sin importancia—Contesto cortante, no tenia ganar de hablar de eso.

    —No creo que sean “sin importancia”, si estas así es porque te tienen pensativa… O preocupada—Comento Lety cautelosa.

    —No es así.

    —Como sea—Pareció rendirse mientras se hundía en el asiento y Kelsey se sintió aliviada por eso—Cuando estés lista me lo contaras, si no yo te obligaré.

    La chica le dedico una sonrisa picara, enseguida la indico que ya habían llegado y se detuvieron frente a una pequeña casa color azul claro, Leticia se bajo y se despidió de Kelsey, no sin antes decirle que al salir de su trabajo fuera a buscarle a lo que Kelsey acepto. Después de eso se dirigió hacia su trabajo.

    Ese día no fue muy diferente a los demás, llego y varios de sus compañeros le dieron el buenos días, se sentó en su escritorio y encendió su PC de trabajo, tenía que completar la traducción de unos manuales y ese día acepto una traducción de un pequeño libro que una chica encontró, esto era por su cuenta, no tenía nada que ver con su empresa, realmente le venía muy bien tener pequeños trabajos fuera de su empresa así tenía un poco de ingresos extras para cualquier capricho que quisiera.

    Así pasaron las horas, entre trabajar en los manuales, que pocos no eran, el descanso para comer, charlar con sus compañeros, hasta que por fin callo la tarde y con ello llego el término de su jornada. Kelsey era de las que siempre salía de últimos, así le gustaba pues no quería toparse con nadie y que le invitaran a una de sus diarias salidas nocturnas, no era que no le gustara… ¿A quién iba a engañar? ¡No le gustaban! Termino de apagar su PC y se dispuso a irse cuando escuchó que alguien le llamaba.

    — ¡Kelsey! ¡Eh, Kelsey!—Le llamo una mujer unos cuantos años mayor que ella—El otro día te negaste, pero hoy no puedes, quiero que me acompañes esta noche—Le propuso la mujer.

    —Hoy no, Karen, hoy no puedo—Se negó amablemente Kelsey mientras se disponía a irse.

    —Vaya… Ya te has negado muchas veces—Le recrimino la otra cruzándose de brazos—Si hasta parece que desde que nos acostamos soy como la lepra para ti.

    Si, se habían acostado aun de hecho desde aquella vez ya habían pasado casi cinco meses y le parecía ya bastante impresionante poder haberse zafado tantas veces de la insistencia de Karen. Para ser sinceros había sido una equivocación terminar en la cama con la mayor, pero en ese momento no pudo detenerlo, mas bien, detenerse a sí misma, había sido en la fiesta antes de navidad que hicieron todos los trabajadores de la empresa en un bar, ella no había querido ir pero la mujer, que en ese tiempo era algo así como su amiga, le insistió en ir debido a que sería su primera fiesta en la empresa porque en ese tiempo a penas iba a cumplir el año allí, así que haciéndole casi a su amiga fue, pero no recayó en el detalle de que habría alcohol y, obviamente, bebería porque no se podía resistir a ello, así que al final termino “seducida por Karen” y finalmente en la cama de ella, la verdad esa vez había sido su primera vez con una chica, mas no su primera vez, ya había tenido relaciones con su primer novio y justamente en esa vez corroboró que prefería a las chicas.

    —No es eso Karen, iría pero—Trato de pensar rápido en una excusa y justo la encontró—Tengo que recoger a una amiga y ya se me ha hecho tarde

    —Oh, ¿Una conquista?

    — ¿Celosa?—Pregunto divertida—No deberías, no somos nada, de todos modos para tu tranquilidad te diré,  es la hija de unos vecinos y ella está a mi cuidado.

    —Si tú lo dices, en fin, vete—Suspiro derrotada, al final siempre pasaba lo mismo, nunca conseguía que Kelsey saliera con ella.

    Finalmente Kelsey pudo salir de su trabajo, y se fue rumbo a la casa de la amiga de Lety, cuando al fin llego sonó dos veces la bocina hasta que esta se asomo por la ventana así que desde el auto le hice señas para que ya saliera, varios minutos después Leticia salió.

    —Te tardaste mucho en salir, estuve considerando el dejarte—Le dijo con burla a la menor.

    —Estaba en medio de una conversación importante, llegaste el mal momento.

    —Como sea.

    Durante todo el camino estuvieron en silencio, Lety miraba alguna cosa en su celular y Kelsey solo ponía atención en manejar, después de media hora llegaron a casa y al bajarse del auto la chica le hizo una pregunta.

    —Eh, Kelsey, ¿Puedo quedarme hoy a dormir aquí?—Le pregunto tímidamente, no solía pedirle hospedaje muy a menudo pero ese día lo necesitaba.

    —Sí, está bien—Le contesto— ¿Anda algo mal con tu padre?—Le pregunto con curiosidad.

    —Hoy sale a tomar con sus amigos—Le respondió esta mientras entraba a la casa y se sentaba en el sillón—Cuando llegue no lo quiero ver, ya sé que va a estar borracho—Hizo una mueca de asco—Y probablemente hoy venga de malas.

    — ¿Te peleaste con él, cierto?—Casi que una pregunta había sido una afirmación, la chica asintió ante la pregunta.

    —No quería dejarme ir a ver Diana.

    —Tenías clases, es más que obvio que no te dejara—Le recordó

    —No, solo busca una excusa para golpearme de nuevo—Al decir esto Lety tenía una expresión desganada, como si no le diera importancia al asunto, pero Kelsey que la conocía desde hacia tiempo sabia que le dolía lo que estaba diciendo.

    Leticia había sido hija única de un matrimonio difícil, el padre de ella era un hombre adicto al alcohol desde que era muy joven, cuando estaba sobrio realmente era un hombre que hasta podía parecer decente y educado pero esto solo era una fachada, cuando el hombre se tomaba litros de cerveza como el acostumbraba, se transformaba en su verdadero ser y este era un hombre violento, sobre todo. La madre se Lety era una mujer diferente, era amable por naturaleza, quería a todo el mundo y se preocupaba por todos, pero en especial por su hija, más en los momentos cuando su esposo llegaba borracho a casa y, como hombre cobarde que era, golpeaba o más bien, trataba de golpear a su hija por ser la más débil, aquí era donde el amor de su madre entraba pues ella recibía los golpes que eran para la niña. Cuando ella había llegado a esa casa hacia cuatro años, que de hecho antes estaba la vieja casa de su tía Isela, en ese tiempo ella tenía la misma edad que ahora mismo tiene Lety, dieciséis y Lety en ese tiempo era más pequeña, tenia once años, casi doce. Aun recordaba que, curiosamente, le había tocado ser su vecina y de vez en cuando escuchaba los gritos de la pequeña debido al miedo “Mama, mamá… déjala papá por favor, no la lastimes más” escuchaba varias noches al mes, eso, junto con los gritos de la mujer por el dolor no le ayudaban mucho ya que en ese tiempo había pasado por la muerte de sus padres.

    Las cosas fueron así por un tiempo hasta que un día solo escucho a la policía llegar al hogar de Leticia, su madre había muerto, más bien, su padre la había asesinado eso sabía ella y cualquiera que tuviera algo de cerebro, que, obviamente no tenían los policías al haber declarado el caso como “muerte por accidente; cayo de las escaleras” solo porque el asesino así lo había declarado. Oh, vaya que ella sabía lo incompetente que podía llegar a ser la policía. Antes de ese indecente no había cruzado más que dos o tres veces la palabra con Leticia, pero sabía que a pesar del ambiente que tenía en su casa ella era feliz y se le notaba, pero después de que su madre se fue siempre la veía triste, entonces fue así que decidió hacerse su amiga, al principio fue difícil porque no lograba sacarle mucha conversación pero con el tiempo fue ganando confianza con ella. El tiempo paso y la herida de Lety parecía haber sanado, trataba siempre de ayudarla en lo que podía y le consolaba cuando por las mañanas o tardes llegaba llorando porque había discutido con su padre y casi le tocaba ser golpeada de nuevo, el hombre era listo y no volvió a golpearle tan repetidamente como en antes.

    Recordó que cuando cumplió los dieciocho años pudo recibir el dinero que sus padres le habían dejado, su tía se mudo a una ciudad mucho más alejada, ella demolió la casa vieja y construyo una nueva, que es donde vivía ahora, y realmente le encantaba, Lety se quedaba desde ese tiempo cada vez que su padre iba a tomar para no encontrarse con él y no desatar ningún evento que lamentaría mucho. Lety desde entonces fue lo que era antes, aun que le faltara su madre, pero volvió a ser la niña feliz que vio al llegar a ese lugar, si no fuera aun tan joven podría decir que veía a esa chica como su hija porque la cuidaba como si fuera tal aun que la propia Leticia no se diera cuenta.

    —Oye, Kelsey—Le llamo Leticia mientras la zarandeaba del hombro, de hecho ni se había dado cuenta de cuando se había entado en el sillón junto a ella— ¿Qué tanto piensas? Quería preguntarte algo.

    — ¿Qué quieres preguntarme?

    La menor tomo uno de los sobres que estaban en la mesita y se lo mostró.

    — ¡Esto!—Le señalo el logo del frente de la carta y el nombre que estaba debajo de ella— ¿Esto es tuyo?

    —Si es mío, llego hoy por la mañana—Hizo un amago con la mano como restándole importancia—Una tontería de una vieja escuela a la que yo iba en mi otra ciudad.

    —Entonces tu ibas allí—Murmuro pensativa—Mi prima también esta yendo, ella vive allá, dice que es estupenda, cuando yo era pequeña quería estudiar allí—Le comento felizmente recordando los tiempos en los que tenía siete u ocho años—Yo la vi en un folleto cuando era pequeña y se me hizo hermosa, pedí ir pero era muy caro viajar todos los días de aquí a la otra ciudad. Mamá me prometió que me llevaría a estudiar aun que sea mi último año ahí…. Pero ella… Ya no pudo.

    Al final de su relato ella ya no pudo contener las lagrimas, no eran tanto por el sueño frustrado de no poder haber estudiado donde quería porque al fin de cuenta no era tan importante, era porque recordaba que su madre ya no estaba con ella más y ni siquiera pudieron cumplir algo como eso, en esos momentos era cuando todo era más real para Leticia.

    —Lety, no tienes porque contarme eso si te hace daño

    —No, no, está bien—Le reconforto mientras de limpiaba sus lagrimas—Es solo que la mayoría del tiempo no me duele, pero hay momentos donde me caigo a la realidad.

    —El mundo es cruel …—Se adelanto a lo que iba a decir, Lety siempre decía eso, lo había visto en uno de esos animes que tanto le gustaba ver en su computadora cuando venía a su casa—Yo más bien pienso que las personas son quienes son crueles.

    —El mundo son las personas—Le contesto—Kelsey, llévame.

    — ¿A dónde?—Le pregunto confundida, no sabía a donde quería que le llevara y más a esas horas de la noche

    —Quiero hacer la última cosa que mi madre me prometió—Le hablo casi murmurando—Yo se que te invitaron a una reunión, llévame allí contigo, solo quiero ver allí—Miro a los ojos a su amiga—Y no, no es algo tonto, para mi tiene significado.

    —Yo se que sí, pero no puedo ir.

    — ¿Por qué? ¿Cuál es el problema?—Le pregunto realmente confundida y algo desesperada.

    —Es que yo no me gradué de allí, ni siquiera sé porque me ha llegado eso ¿A qué voy?—Se quedo callada un momento, realmente viéndolo bien no tenía una razón por la cual ir, primero que nada no se había graduado, era cierto que entro al primer año cuando esta se construyo aun que dudaba que esta fuera la razón de la reunión porque normalmente se hacen en años cerrador y si, no hacia mal las cuentas la escuela llevaba trece años que existir, en todo caso hace tres años debió ser la reunión de la primer década—No tengo nada que hacer ahí.

    —Oh vamos… Hazlo por mí ¿Si? Nunca te pido nada—La chica puso su cara más tierna a consideración junto con una gran sonrisa para tocar el corazón de su amiga—Pooor faaavor Kelsey

    Se lo pensó un momento, si quería hacer eso por ella, aun que no entendí la razón de porque quería ir, aun que se la había dicho no lo entendía, igual no sería mala idea visitar su ciudad natal pues hacia más de cinco años que se había mudado y tenía ganas de ver cuánto había cambiado.

    —Está bien, te voy a llevar—Lety al instante comenzó a dar saltitos de alegría mientras aplaudía—Pero no voy a entrar.

    — ¿Eh? ¿Por qué no?—Ella paro su expresión de júbilo para verle seriamente contrariada

    —Ya te dije, no tengo nada que hacer allí.

    —Ya—Leticia se puso pensativa por unos segundos y después recupero su semblante alegre para decir algo— ¿Va a haber comida?—Pregunto sin sentido

    — ¿Qué? ¿A qué viene eso?... Pero si, supongo que si habrá comida.

    —Eso, vamos a gorronear entonces y no sé, quizá haya fiesta, a bailar o algo, equis, no sé. Es buena excusa para que yo entre, no solo quiero verla por fuera.

    Kelsey estallo en una sonora carcajada, a veces Leticia podía ser muy infantil cuando quería, claro, era normal considerando que no tuvo una niñez demasiado feliz. Leticia frunció el seño ante la aparente burla de su amiga y se cruzo de brazos sentándose pesadamente en el sillón.

    —Ya niña no te enojes—Le dijo Kelsey poniendo una mano en su cabeza mientras aun tenía un leve tono de risa en su voz—Es que a veces eres jodidamente adorable—La chica enrojeció de pronto olvidando todo su enfado—Y  tonta

    —Gracias—Le contesto ella con sarcasmo ante el ultimo “cumplido”

    —Está bien entraremos, pero sigo creyendo que no tengo nada que hacer allí, probablemente se equivocaron o algo, ya verás.

    —Tal parece que le tienes miedo a ir por alguna razón—Comento ella mirándole fijamente—De todas formas no creo que sea una equivocación, por algo tienes que estar allí o alguien quiere que estés allí, hay algo

    Leticia se paro para ir a la cocina, probablemente tenía hambre, ay era rutina que siempre que venía cenaban algo juntas y, extrañamente, lo cocinaba Lety porque los conocimientos en cocina de Kelsey eran casi nulos, probablemente lo había aprendido con su madre.

    “Alguien quiere que estés allí” Se repitió mentalmente, de pronto a su mente acudió alguien que le había acompañado en esa escuela mientras estuvo. “Leah” Pensó, ¿Ella iría? ¿La habrían invitado también? ¿Se habría graduado? Era cierto que ella no se llevaba bien con la mayoría de gente en la escuela así que no sabía que esperar, de alguna forma se sintió entraña al pensar en que la vería se nuevo. De pronto recordó que ya habían pasado años desde la última vez que se vieran, probablemente no la reconocería si es que ella llegaba a ir también ¿Qué clase de persona sería ahora? No lo sabría porque era más que seguro que no hablarían y entendía las razones de por qué no lo haría ya que sabía muy bien como se había portado con ella en aquel tiempo, aun que no se arrepentía de ello ya que así se evitaron causarse dolor la una a la otra

    “Ya la lastimaste” Le dijo su conciencia, estúpida conciencia. Probablemente ella se le habría pasado y no tenía por qué preocuparse por ello ni pensar las cosas que estaba pensando.

    —Kelsey, ayúdame a hacer la cena, ya deja de estar pensando en quien sabe que—Le hablo la voz de Leticia desde el marco de la cocina.

    —Ya voy—Dijo Klesey mientras se ponía de pie e iba a ayudar a su amiga

    Durante esa noche no volvió a pensar en Leah ni en la reunión, ni tampoco Leticia lo menciono, pasaron una buena cena, más tarde cada una se fue a adormir dispuestas a comenzar mañana un nuevo día.

     

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  • I

    Una niña de no más de once años se encontraba escondida tras las aulas de la escuela primaria R.T Reka, muy cerca de barda de blocs que la separaba de la calle principal del barrio por donde, obviamente, transitaban muchos autos. La niña de largo cabello castaño claro y ojos miel miraba visiblemente molesta por entre el resquicio de entre la barda y el aula, de tanto en tanto se ocultaba de los niños que pasaban por allí para entrar al 3-B.

    — ¿Dónde rayos está? Le dije que no se tardara tanto…—Renegó al aire la niña para después volver a echar un vistazo—Nada. Debería dejarlo así que se entere de otra forma, yo no…

    En ese momento sintió llegar a alguien y este alguien era otra niña de la misma edad, de menor estatura que la primera, cabello corto amarrado en dos trenzas y de un negro profundo al igual que sus ojos.

    —Ya llegue Kels, perdón por tardarme tanto… Es que—Hizo una pausa para tomar aire pues había corrido de extremo a extremo de la escuela—Es que mi padre tardo mucho en traerme el almuerzo, tu trajiste dinero, verdad… ¿Qué tal si vamos a comprar?

    La niña, cuyo nombre es Kelsey, no respondió inmediatamente a la proposición de su amiga, se limito a sentarse en el pequeño espacio entre la barda y el aula. Estaba pensando si debía seguir con aquello, en el fondo no lo quería pero se había convencido en gran parte que era lo mejor, no para Leah, si no para sí misma, o eso creía, estaba siendo egoísta pero sentía que era lo mejor, como había dicho su madre cuando le pregunto si “¿Al hacer algo que yo creo que es correcto, pero, tengo lastimar a alguien, lo sigue siendo?” “Si es correcto para ti, está bien” la había contestado su madre, quizá no era la más apropiada para preguntarle pero ¿Qué más daba ya?

    No sabía cuando tiempo estuvo pensado hasta sintió la mano de su amiga tocarle la cabeza, como siempre hacía cuando estaba preocupada por ella, esto iba a ser difícil.

    —Kels, ¿Estás bien?—Le pregunto preocupada, al empezar el receso ella no estaba así, su cara se veía demasiado diferente ¿Y si se había peleado con esas tontas por su culpa otra vez? Su expresión delataba que así era— ¿Hice algo malo?

    Pregunta equivocada.

    —Sí—Contesto Kelsey retirando de un manotazo la mano de la otra niña y levantándose enseguida—Si hiciste algo malo.

    La niña se aparto herida ¿Cómo que había hecho algo malo?

    —Yo no hice nada malo, estas confundida

    —Sí que lo hiciste, por tu culpa me va mal—Que tontería, no tenía nada mejor que decirle, no se lo había puesto a pensar antes, con el rumbo en el que las cosas iban esto terminaría siendo una excusa demasiado tonta.

    —Te va mal…—Repitió sin entender, realmente no entendía lo que su amiga le quería decir.

    —Por tu culpa me llevo mal con todos—Eso no era cierto—A ti nadie te quiere y por eso a mí tampoco—Estaba mintiendo, quería retractarse y decir que no era cierto cuando vio salir las lagrimas de los ojos de Leah—Ya no quiero ser tu amiga, me das mala reputación, mírate nada mas, eres una llorona, siempre estas llorando por todo, no te gusta estar con nadie más que conmigo, siempre estas pegada a mí como un chicle y no me dejas estar con nadie más, me aburres… Ya no quiero que me vuelvas a hablar nunca más, ya no somos amigas.

    Se quedo parada allí un instante y pudo ver la cara de Leah cubierta de lagrimas, la había lastimado, le había dado donde más le dolía, se sentía como la peor persona del mundo, peor aún, le había mentido, no odiaba que estuviera siempre con ella, no odiaba que llorara porque conocía las razones de por qué lo hacía, no le importaba nadie más, pero era la mejor, se repitió mentalmente.

    Camino hasta salir del escondite, se giro para verla, ella estaba sentada en el suelo escondiendo su cara entre sus piernas, llorando, si, podía escucharla. No hizo nada por retractarse, se fue y la dejo ahí llorando, solo esperaba que pudiera olvidarlo pronto.

    Camino hasta llegar a las mesas donde comían los demás niños de la escuela, miro al fondo la cooperativa, no tenía ganas de comer así que regreso a su salón de clases, se sentó en la mesa que ocupaba y se sintió tan mal, al lado de ella se sentaba Leah así que tuvo que moverse a unas de las mesas desocupadas en el otro extremo, en eso estaba cuando una de sus compañeras de clase le hablo desde la puerta.

    —Eh, Kelsey, ¿Sabes porque esta chillando la tonta de tu amiguita?—Le pregunto en tono burlón la chica— Estaba en 3-B con mi hermana y sus chillidos no dejaban estar en paz.

    —No sé qué le pasa—Mintió, allí iba de nuevo—Y no es mi amiga, deja ya de ser tan pesada ya me libere de ese estorbo. No me interesa que pasa con ella.

    —No me digas, la enana se la pasa siempre contigo y ahora me dices que no es tu amiga…—Su comentario paró en seco y ella pareció reflexionar algo por un momento y luego rio— ¡Jajaj!  Ya sé porque llora, es cierto lo que me dices ¿Qué le dijiste a Lelita para que llorara así? Se ve que estaba muy prendada contigo, como sea por lo menos ya no va a molestar, se metió al baño a seguir chillando porque los otros empezaron a molestarla.

    Y sin decir más se fue, como quería ir a ese baño y consolarla, como quería pegarle a los que la molestaron, pero no podía, frustrada dejo caer su cabeza en la mesa y cubrió su cara con sus brazos, no quería llorar, ya lloraría cuando estuviera en casa o sería mejor nunca hacerlo,

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    Ese día fue el más difícil de todos, cuando termino el receso se dio cuenta de que Leah tenía la cara roja sus ojos estaban irritados e hinchados de tanto llorar, se miraba lenta y torpe, no ponía atención en clase y se gano varios regaños por parte de la maestra y las burlas de sus compañeros “Lelita, Lelita, maestra, esta así porque su amiga Kelsey la dejo, nos lo dijo Jennifer, ya se dio cuenta que es una pérdida de tiempo ser amiga de esta tonta” Fue el comentario de Andrés, uno de sus compañeros y el que estaba enfrente de Leah, la maestra Carolina, no dijo nada ante ese comentario “vieja inútil, te estás haciendo la que no escuchas” Por un momento estuvo a punto de levantarse de su asiento y gritarles a todos que la dejaran en paz, que eran peor que ella aun así de haberle hecho daño, porque ellos hacían mofa de una persona débil, de igual manera no lo hizo y siguió observando en silencio las burlas de sus compañeros para con ella.

    De tanto en tanto se daba cuenta que Leah le observada, sus ojos eran realmente tristes, tan tristes como los tenía la primera vez que la vio en el jardín de niños, sabía lo que pensaba, que era real todo lo que había pasado, se había cambiado de lugar y eso a ella le dolía lo supo cuando Leah la vio a ella y después a la mesa vacía a su lado.

    Casi para terminar el día de escuela Leah había tenido un ataque de llanto en clase y seguido uno respiratorio provocado por el llanto, leve, porque en pocos minutos estaba mejor gracias a la asistencia de la maestra en turno, Sofía,  que amablemente le había calmado el llanto ante la miraba burlona de los demás “Vaya bebé, la maestra tiene que calmarla como si fuera de primer año” Dijo Jennifer, la chismosa que había ido a contarle todo a todos.

    En la salida las cosas no mejoraron para Leah, dos niños, Javier y Brian le iban molestando por el camino hasta la calle

    —Oye, enana, ¿Cuándo vas a crecer? Parecer una pulga de perro—El niño gordo que era Brian comenzó a reír casi en la oreja de Leah mientras esta caminaba aparentemente sin prestar atención—Bah. Ya quedaste tonta que ni siquiera puedes responder. ¿O ya no eres tan valiente como cuando estaba tu amiguita Kelsey?

    —Brian, creo que ya deberíamos dejarla, allá viene su papá—Comento Javier mientras jalaba a Brian de la mochila, ese niño era un abusivo con los otros pero con los adultos no era más que un llorón.

    Efectivamente, su padre venía ya a unos cuantos metros, él siempre venia por ella a la escuela y a veces Kelsey también los acompañaba, aun que ahora ya no habría más de eso. De re ojo vio como Leah se iba al lado de su padre por la calle que llevaba a su casa. Ella vivía aun más lejos de la casa de Leah. Una última vez por ese día Leah volvió a voltear a verla, su mirada ya no era igual y esa tarde le vio para no volverle a ver más.

     Aquella tarde del veraniego Julio, casi finales de curso, fue una tarde muy fría, fue fría porque entendió que ya no volvería a pasarlas con Leah, no volverían a acostarse en la cama a contar los puntos de fomiespuma en el techo, no volverían hacer dibujos fallidos de sus personajes de anime preferido, no volverían a comer helado de pistache en la heladería del centro después de la escuela, ya no harían nada mas juntas, ni tampoco ella volvería a verla como lo hacía antes, por ella, porque Leah  ya no era la misma, y lo comprobó con el pasar del tiempo y eso ella lo provoco con sus palabras.

    Era lo mejor, se repetía siempre que la veía en clase tan ausente, siempre que la veía siendo molestada, siempre que veía sus ojos, sabía que era lo mejor porque eso no podía ser peor que la verdadera razón por la que la dejó.

    El final del curso llego, todos lograron pasar de 5to a 6to y último año de primaria, Leah también, pero ese curso no lo pasaría con ella, no, ese curso lo paso en la primaria Angloamericana, una primaria privada que sus padres habían elegido para ella, y así era mejor, así no se torturaría a más viendo a Leah diferente por su culpa, así era mejor. Era lo mejor.

     

    Ocho años después.

     

    Esa mañana se levanto de mal humor, su cerebro últimamente le había estado recordando todos sus errores en su vida. Bah, como si lo necesitara. La noche anterior había soñado con Leah, su amiga de la infancia, ¿Qué habrá sido de ella? Después del cambio de escuela no la volvió a ver más. ¿Y que importaba ahora? En todos esos años no se había preocupado por saber de ella, ni siquiera sabía si vivía donde mismo, pero daba igual, de todos modos ya ni vivía en la misma ciudad de su niñez, hacia cuatro años que se había mudado junto con su tía, sus padres habían muerto.

    Ahora Kelsey tenía veinte años y trabaja como traductora en una editorial, no era el trabajo que quería pero tampoco se quejaba, tenía tiempo de sobra y ganaba medianamente bien, no era rica pero vivía holgadamente, ya no vivía con su vieja tía Isela, ahora vivía en su propia casa que su punto de vista era una buena casa, grande y cómoda.

    —Basta ya de pensamientos estúpidos—Se dijo a ella misma estirándose aun sentada en la cama—Tengo que arreglarme para ir al trabajo.

    Se levanto de la cama y fue hacia su baño, se quito la ropa y se dio un baño.

    —¡¡Estúpida agua!! Está caliente—Grito mientras daba un paso atrás alejándose del chorro de agua caliente acumulada desde el día anterior y parte de la mañana.

    “Aun así de vivir en otra ciudad la temperatura  sigue siendo igual a donde vivía antes, eso no cambia, tendré que alejarme cada vez más de Cramago” Pensó con molestia mientras ponía su mano en el chorro de agua y esperaba hasta que se pusiera un poco más normal.

    Finalmente y después de un buen rato se pudo dar un baño decente, salió y se vio en el espejo, realmente había cambiado desde que era más pequeña, ahora su rostro era más maduro, ya no parecía ni una niña ni una adolescente, aun que no se veía tampoco como una joven adulta porque tenía unas marcadas ojeras debido a los desvelos que debe pasar en su trabajo frente a la computadora, su piel era muy blanca, cosa extraña porque cuando era pequeña tenía la piel bronceada “cosa del sol de la ciudad” pensó, su cabello seguía siendo castaño claro pero ahora estaba corto, un poco más arriba de los hombros, cuando era niña lo tenía hasta la cintura, no le gustaba pero lo tenía así porque….

    —A Leah le gustaba que lo tuviera largo…—Recordó un día en segundo grado cuando ella le comento a Leah que tenía el cabello muy largo pues ya estaba hasta media espalda, esta le dijo que lo dejara así, que se vería más bonita con el cabello largo “Y también me gustaría peinártelo, de grande quiero ser estilista” Le había confesado con una bonita y gran sonrisa mientras le daba un abrazo, esa era la costumbre de Leah, abrazarla casi todo el tiempo—Niña tonta—Espeto al aire con fingida molestia.

    Termino de arreglarse y se dispuso a salir de casa, aun que se dio cuenta que en su buzón de la pared había cosas, si, era fines de mes y las deudas suelen llegar por esas fechas, las tomo todas y como siempre y de rutina reviso por encima todas, pero una le llamo la atención, tenía un logo que recordaba muy bien.

    Leyó el frente de la carta;

                    Escuela R.T Reka.

    ¿Eso era una broma? ¿Por qué ella de entre todas las personas que asistieron a esa primaria recibía una carta de aquellas? De todos modos leyó su contenido y este le sorprendió aun más que recibir una carta de aquellas, si el contenido era mucho peor. Trataba ni más ni menos que una invitación de ex alumnos ¿Qué? Primero que nada ¿Qué eso no lo hacen en las secundarias o preparatorias? Aún más ¿Qué no lo hacen solo en Estados Unidos? ¿Y porque ella? No se graduó de esa escuela, estudio sus primeros cinco años pero no se graduó allí, no le veía ningún sentido.

     

     

    Tomo la carta y todas las demás cuentas y las dejo en la mesita de la sala, ahora debía irse a trabajar y eso haría, no tenía tiempo para perder en tonterías como esas.

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